El 7 y el 25 de marzo ocurrieron ataques al sistema eléctrico de Venezuela, que dejaron al país sin el servicio por varios días. El primero fue un sabotaje cibernético al cerebro informático de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, en la represa de Guri. Cuando el servicio se restableció el 9 de marzo lanzaron un ataque electromagnético.
El segundo, del 25 de marzo, fue realizado con pulsos electromagnéticos y con un incendio provocado en el patio de transformadores del Guri.
Ante esto, el embajador de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Samuel Moncada, denunció en el Consejo de Seguridad los dos ataques y exigió “la acción efectiva del organismo responsable de la paz y seguridad internacionales”.
“Fue un ataque de fusil de largo alcance, seguramente un francotirador. Y seguramente el ‘títere diabólico’ está detrás de este ataque”, dijo en referencia a Juan Guaidó, diputado quien se autoproclamó “presidente interino” con el apoyo del gobierno de Estados Unidos.
“Ha sido un ataque terrorista brutal, nunca antes visto. El ataque se hizo con fusil, desde un área escarpada. El lugar atacado, que fue incendiado, es un lugar vital para la transmisión de la electricidad del país”, explicó el Presidente venezolano. “Nunca en la vida había ocurrido ningún evento negativo (en ese lugar). Ha sido atacado en horas de la noche; estamos con las pruebas en las manos, con el tipo de bala que se utilizó. La investigación va avanzando. Seguramente todo eso lo mostraremos a nuestro pueblo”.
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