La República Bolivariana de Venezuela denunció una operación de chantaje y extorsión por parte de los Estados Unidos (EEUU) en las elecciones que se celebraron este viernes en la Organización de Estados Americanos (OEA), donde fue reelegido Luis Almagro como secretario General del organismo. «El Departamento de Estado de EEUU impuso la elección apresurada e inoportuna de su agente predilecto, Luis Almagro, con el fin de mantener a la OEA como el Ministerio de sus Colonias, herramienta de unilateralismo colectivo destinada a hacer cumplir la voluntad imperialista de la Casa Blanca y a socavar las soberanías nacionales de los pueblos del continente americano», refiere el comunicado publicado por el Ministerio para Relaciones Exteriores de Venezuela en su portal web.
Luis Almagro fue en un momento lo que comúnmente se denomina “Quinta Columna”. Ocultó sus intereses para conseguir el cargo que actualmente ostenta en la Organización Estados Americanos (OEA) y lo ha puesto al servicio de quienes siempre han mandado en ese organismo: Estados Unidos. Algunos prefieren llamarlo “traidor”, pero eso indicaría que compartió alguna causa política en donde desempeñó funciones. Y en honor a su comportamiento, todo fue una mascarada. Caso similar, el de Lenín Moreno, que trataremos en otro momento.
Bajo su secretariado, la OEA se reafirma una vez mas como el “Ministerio de Colonias”. En el siglo XX este “ministerio” sirvió para apoyar a las dictaduras latinoamericanas y en el XXI continua su racha en contra de los gobiernos que impulsan cambios sociales y políticos en beneficio de sus pueblos, en especial, contra la Revolución Bolivariana.
El regocijo de Almagro hace un año, al liderar un golpe de Estado al presidente Evo Morales valiéndose de un informe fraudulento y mediocre, se ha desvanecido con la nueva victoria, extraordinariamente contundente, del Movimiento al Socialismo (MAS). En el transcurso de 24 horas tuvo que admitir que los resultados de la victoria de Luis Arce Catacora eran irreversibles.
Sectores de la derecha han intentado empañar la victoria popular. Mantienen el discurso del fraude, porque fueron derrotados. Y de acuerdo con los resultados fue una derrota contundente, además de inesperada, ya que una vez logrado el poder a través de las armas, con apoyo de las Fuerzas Armadas y policiales bolivianas, el pueblo se los vuelve a arrebatar bajo las reglas que ha implantado el propio liberalismo, a través del sufragio electoral.
Varias son las lecciones para América Latina. Una, que no se debe desestimar a los pueblos; pero la más importante, no claudicar en la lucha. Bolivia ha dado una lección extraordinaria. No se ha arado en el mar. Mar que por cierto, es una deuda que se debe resarcir con ese pueblo.
Le toca ahora al gobierno boliviano, bajo la conducción de Arce, revisar su participación en el Ministerio de Colonias. Vale la pena rememorar aquella canción de Carlos Puebla, aunque lo que diga Almagro, si bien no da risa, porque lamentablemente trae consigo muertes, hay que levantarse con voz firme, en concordancia con el voto del pueblo boliviano.
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