Manlio Dinucci
La OTAN, aunque el presidente francés Emmanuel Macron le diagnosticaba un estado de «muerte cerebral», no ha muerto, incluso está creciendo y sigue presagiándonos pesadillas. Esta alianza bélica acaba de dotarse de un nuevo mando naval capaz de seguir “luchando por los europeos” aunque “los malos” ya hayan invadido e incluso destruido Europa occidental.
En Norfolk, Estado de Virginia, en Estados Unidos, ha nacido un nuevo mando de la OTAN. Se trata del Joint Force Command Norfolk, definido como el «Mando Atlántico», un clon del Joint Force Command Naples, que tiene su cuartel general en Lago Patria, en Nápoles, Italia.
La creación del Joint Force Command Norfolk en Estados Unidos contó con la aprobación del Consejo del Atlántico Norte al nivel de ministros de Defensa, otorgada en junio de 2018 (Italia estuvo representada por la ministro Elisabetta Trenta, del primer gobierno de Giuseppe Conte).
Al igual que el Mando de la OTAN establecido en Nápoles, que está bajo las órdenes del almirante que dirige las fuerzas navales de Estados Unidos en Europa –incluyendo la Sexta Flota–, el Mando Atlántico de la OTAN está bajo las órdenes del almirante al mando de Segunda Flota estadounidense. El «área de responsabilidad» de la Segunda Flota cubre la mitad occidental del océano Atlántico y del Ártico, mientras que la Sexta Flota cubre la otra mitad. Así que el nuevo mando «de la OTAN» en Norfolk –como el de Nápoles– en realidad pertenece a la cadena de mando del Pentágono.
¿Con qué objetivo se crea este nuevo mando? Para dirigir la «Cuarta Batalla del Atlántico» –después de las dos Guerras Mundiales y de la guerra fría– contra «submarinos rusos que amenazan las vías de comunicación marítima entre Estados Unidos y Europa en el Atlántico Norte».
Según esa estrategia, enunciada en particular por el almirante estadounidense Foggo cuando dirigía el mando de la OTAN en Nápoles, submarinos rusos estarían listos para hundir los barcos que navegan entre las dos orillas del Atlántico para aislar Europa antes del «ataque ruso», como en el guión del algún film hollywoodense donde los U-Boot alemanes hunden los barcos mercantes que salen de Estados Unidos hacia Europa.
Pero esa tesis no pasa de ser un guión de política-ficción. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Batalla del Atlántico duró 5 años, pero la «Cuarta Batalla del Atlántico» duraría 5 minutos. Si por algún motivo absurdo submarinos rusos llegaran a hundir barcos de Estados Unidos o de sus aliados europeos en aguas del Atlántico, eso sería el inicio de la guerra total, en la que ambos bandos utilizarían misiles y bombarderos nucleares.
¿Cuál sería entonces el papel del Mando Atlántico? «El Atlántico Norte es vital para la seguridad de Europa», según declara Stoltenberg, el secretario general de la OTAN. Y luego agrega que: «Nuestro nuevo Mando Atlántico garantizará que las vías cruciales para los refuerzos y el abastecimiento de Norteamérica a Europa se mantengan seguras.»
En otras palabras. Expuesta a lo que Estados Unidos y la OTAN definen como «la agresión rusa», Europa sólo podría resistir si recibe constantemente tropas, armamento y abastecimientos desde Estados Unidos. Así que las fuerzas navales de los aliados europeos tienen que alinearse junto a las de Estados Unidos para, bajo las órdenes del nuevo Mando Atlántico, perseguir los fantasmagóricos «submarinos rusos que amenazan las vías de comunicación marítima entre Estados Unidos y Europa en el Atlántico Norte».
Es una especie de “juego de barquitos”, pero muy costoso ya que implica la asignación de más fondos para los gastos militares totales de los países miembros de la OTAN, cuyo monto ya sobrepasa ampliamente los 1 000 millardos [1] de dólares al año en fondos públicos sustraídos a las necesidades reales de la ciudadanía. Y también muy peligroso ya que alimenta en la opinión pública la creencia en la supuesta existencia de un enemigo, concretamente Rusia, que amenaza Europa y que se dispone a aislarla cortando sus vías de comunicación marítima con Estados Unidos.
Con el montaje de tal escenario se justifica el creciente despliegue en Europa de armamento y de tropas estadounidenses, despliegue que por demás incluye fuerzas y armamento nucleares, lo cual trae como consecuencia que Rusia también incremente sus propias fuerzas y armamento nucleares.
Visto el hecho que el primer gobierno de Conte aprobó hace 2 años la creación del nuevo Mando Atlántico, nos gustaría saber qué piensa de eso el segundo gobierno de Conte.
También nos gustaría saber si en el Parlamento se consultó a alguien antes de que Italia aprobara la creación de ese nuevo mando de la OTAN, decidida por el Pentágono, o al menos si alguien en el Parlamento tuvo conocimiento del hecho que, además del mando de Nápoles –bajo las órdenes de un almirante estadounidense–, la marina de guerra italiana ahora depende también del nuevo mando creado en Norfolk, igualmente bajo las órdenes de un almirante estadounidense.
1 comentário:
lmao okid0kie hihi hehe :P:D
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