Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España
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La ultraderecha militar
Después de un mes en el que han salido a la luz múltiples escándalos ultraderechistas en el seno de las Fuerzas Armadas, lo normal en cualquier país democrático hubiera sido que Felipe VI repudiara expresa y tajantemente tales pronunciamientos. No ha sido así.
En total, se han publicado: un manifiesto ultraderechista firmado por más de 400 altos mandos militares; dos chats de promociones militares en grupos WhatsApp en los que se realizada apología del franqusimo, se debatía sobre la inconveniencia de perpetrar un golpe de Estado o se exponía el delirio de fusilar a 26 millones de personas como solución a todos los males que acucian a España; cuatro vídeos de militares en activo, incluidos cadetes de la Academia General de la Armada, los futuros oficiales, cantando temas musicales de una banda neonazi; y cuatro cartas de promociones militares de los tres Ejércitos –Tierra, Armada y Aire– en las que se alineaban con las tesis ultraderechistas de Vox y pedían a Felipe VI restablecer el orden. Once episodios ultraderechistas a sumar a los más de cincuenta protagonizados en el Ejército español desde que comenzara el siglo. Y ello teniendo en cuenta solo los escándalos más relevantes.
La respuesta de Felipe VI, tan decepcionante como esperada, se ha basado en el respeto a la Constitución:
Nuestra Constitución nos garantiza nuestro modo de entender la vida, nuestra visión de la sociedad y del ser humano; de su dignidad, de sus derechos y libertades. Una Constitución que todos tenemos el deber de respetar; y que en nuestros días, es el fundamento de nuestra convivencia social y política; y que representa, en nuestra historia, un éxito de y para la democracia y la libertad.No olvidemos que los avances y el progreso conseguidos en democracia son el resultado del reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo período de enfrentamientos y divisiones. Son el resultado de querer mirar juntos hacia el futuro, unidos en los valores democráticos; unidos en un espíritu siempre integrador, en el respeto a la pluralidad y a las diferencias, y en la capacidad de dialogar y alcanzar acuerdos. Son principios que no pierden nunca vigencia por el paso de los años.
"Felipe VI ha cometido un error histórico, otro más, por no posicionarse decididamente contra el extremismo y optar por la ambigüedad, lo que, obviamente, se debe a los favores que tanto él como su familia han recibido históricamente de las élites franquistas y del propio dictador."(...)
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