Em Inglês :https://thenextrecession.wordpress.com/2018/12/18/brexit-100-days-and-after/
Faltan sólo 100 días para que el Reino Unido abandone oficialmente la Unión Europea y continuan los chanchullos políticos para ver si la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, puede aprobar en el Parlamento su propuesta de 'acuerdo de transición' con la Unión Europea antes del 29 marzo de 2019. El acuerdo alcanzado por May no es aceptable ni para su propio Partido conservador ni para el resto de los partidos representados en el Parlamento. May incluso ha sobrevivido un intento de parte de su propio Partido Conservador de forzar su renuncia, con la mayoría de sus diputados que no están en la nómina del gobierno votando en contra suya. Y lo consiguió porque tuvo los votos de los ministros del gobierno y porque anunció que se retiraría como líder del Partido Conservador antes de las próximas elecciones.
Sin embargo, se mantiene la incertidumbre acerca de si se alcanzará un acuerdo de transición hasta diciembre de 2020 (mientras la UE y Gran Bretaña discuten un acuerdo comercial permanente) o si el Reino Unido acabará abandonando la UE en marzo sin ningún acuerdo, o si el Parlamento convocará un segundo referéndum sobre el Brexit después de todo.
Mucha tinta y redes sociales han corrido sobre la política del Brexit. Para una excelente exposición de las opciones del pueblo británico, ver Laurie MacFarlane. Pero en esta nota quiero concentrarme en el impacto económico del Brexit - como dijo Lenin "la política es una expresión concentrada de la economía” , o como el ex presidente Clinton lo resumió: "¡Es la economía, estúpido!"
No he publicado nada sobre el Brexit en más de dos años por dos razones. En primer lugar, el Brexit puede ser un gran problema en los medios británicos, pero no es más que un tema secundario en la economía mundial, que es la materia de análisis habitual de mis artículos. Y en segundo lugar, estaba esperando un poco de claridad sobre el acuerdo con la UE sobre las relaciones futuras. Pero tal es el retraso en este último aspecto, que he decidido que podría revisar los resultados económicos ahora.
Cuando consideramos el impacto del Brexit, es evidente que ya ha tenido un efecto perjudicial sobre la economía capitalista del Reino Unido. Durante la campaña del referéndum en 2016, las fuerzas combinadas del entonces gobierno conservador de Cameron y Osborne, de los socios menores de la coalición liberal demócrata, de la derecha del Partido Laborista, la ciudad de Londres y las grandes empresas gritaban que 'votar Brexit' llevaría al colapso de la economía y a una profunda recesión. Esta exageración, llamada Proyecto Miedo por los partidarios de abandonar la UE, sólo eran comparables con las mentiras del partido anti-inmigrante UKIP y la derecha Tory, que aseguraban que salir de la UE ahorraría dinero adicional para el servicio de salud en apuros, el comercio florecería y la prosperidad reinaría.
Ninguna de ambas visiones tenía razón. La economía del Reino Unido no entró en depresión y no habrá dinero adicional para el servicio de salud gracias al Brexit; en cambio, el voto a favor de salir de la UE en 2016 ha provocado una fuerte caída de inmigración muy necesaria de personal de los servicios de salud y empleados agrícolas y una crisis financiera de la asistencia sanitaria.
Puede que haya habido una recesión económica, pero la 'incertidumbre' de los últimos dos años y las disputas interminables han ido acompañadas de una fuerte desaceleración de la expansión económica de Gran Bretaña. Dije en el momento de la consulta que “en el corto plazo, la incertidumbre sobre los términos de cualquier negociación significará una gran resistencia de los capitalistas ingleses a invertir y de los inversores extranjeros a mantener activos financieros británicos. La libra esterlina ya se ha debilitado y caerá aún más si gana el Brexit”. Así ha sido. El valor de la libra esterlina se ha reducido de $ 1.70 a $ 1.25 desde 2014, más del 20%.
El déficit comercial de Gran Bretaña con el resto del mundo se ha ampliado hasta un 6% del PIB; y el crecimiento del PIB real se ha deslizado de más del 2% anual hasta situarse por debajo de 1,5%, con la producción industrial estancada en el 1%. Aunque la economía del Reino Unido crecía más que la mayoría de las otras grandes economías del G-7 en 2015, ahora va peor que Italia, y la inflación se ha acelerado debido a la devaluación de la moneda, desmintiendo el frecuente argumento de los keynesianos de que tener la capacidad de controlar la moneda nacional (a diferencia de los estados miembros de la zona euro como Grecia) puede ayudar a restaurar el crecimiento económico y evitar la austeridad. La depreciación de una moneda no es suficiente o incluso beneficiosa.
De hecho, el hogar medio británico ha sido golpeado por la mayor inflación y el menor crecimiento económico de los últimos dos años. El crecimiento de los salarios reales se estancó y acaba de recuperarse a un ritmo débil.
Sobretodo, desde el punto de vista del capital británico, la inversión empresarial se estancó ya que las empresas aplazaron los planes de inversión a la espera de claridad sobre el acuerdo para el Brexit.
Y ahora, con la posibilidad de que no haya ningún acuerdo de transición con la UE en marzo, el Proyecto Miedo ha vuelto. Los economistas del Banco de Inglaterra creen que si no hay un ‘acuerdo de Brexit’, la economía del Reino Unido podría reducir un 8% en 2019, mientras que las tasas de interés subirían al 5% para proteger la Libra y evitar una inflación galopante, y los precios internos caerían hasta en un 30%, más que durante la Gran Recesión de 2008-9.
Los investigadores de Capital Economics son menos pesimistas, pero aún así estiman que una ‘perturbadora falta de acuerdo para el Brexit', si el Reino Unido y la UE no cooperan, podría acabar con el 3% de los ingresos nacionales potenciales de Gran Bretaña en 2020 y, posiblemente, provocar “una auténtica recesión”. Sin embargo, un “no-acuerdo” gestionado, en el que las dos partes traten de minimizar los problemas en áreas clave, por ejemplo acordando como permitir los vuelos entre el Reino Unido y Europa continental - solamente implicará una pausa en el crecimiento económico del próximo año y una caída del 1% del producto interno bruto en 2020. Oxford Economics estima que en este 'escenario gestionado' la economía seguiría “coqueteando con la recesión” en 2019 y el PIB caería un 2% por debajo de los pronósticos para el año 2020.
E incluso si hay un 'acuerdo de transición', los próximos dos años estarán llenos de 'incertidumbre' para el capital británico, mientras se negocia algún tipo de acuerdo comercial con la UE. De hecho, podría ser tan difícil que (aún excluyendo el espinoso problema irlandés, el período de transición podría tener que ampliarse hasta 2022.
Pero miremos más adelante. Suponiendo que el Reino Unido abandone la UE en marzo con un acuerdo de transición y, finalmente, alcanza algún tipo de acuerdo comercial a largo plazo con la UE, ¿cuáles son las perspectivas para 1) el capital británico y 2) los trabajadores británicos? Bueno, ha habido una serie de informes recientemente que tratan de medir su impacto en la economía. Para los sectores industriales y de servicios británicos, Europa es el principal socio comercial. Alrededor del 57% del comercio de bienes del Reino Unido es con la UE; y el 40% del comercio de servicios.
La mayoría de los pronósticos a largo plazo de los institutos económicos convencionales, como el Banco de Inglaterra y el gobierno del Reino Unido, consideran que habría una pérdida acumulada del PIB real en relación con el potencial para el Reino Unido durante los próximos 10 a 15 años de entre el 4-10% de PIB de salir de la UE. Eso supone una perdida del 3% del PIB per capita, equivalente a unas 1.000 Libras por persona anualmente. Todo depende de si el acuerdo mantiene al Reino Unido en una unión aduanera (con tarifas similares y regulaciones fronterizas) con la UE y qué partes del actual mercado único (libertad de movimiento de trabajo y capital y los derechos de los ciudadanos) se conservan.
Pero cualquiera que sea el acuerdo final (o la falta de acuerdo), esto no significa una caída real del PIB del Reino Unido durante los próximos 10 o 15 años. Hay que subrayarlo una y otra vez. La economía del Reino Unido no será menor en diez años si deja la UE, simplemente crecerá más lentamente de lo que debería. La tasa de crecimiento medio actual para el Reino Unido ha sido más o menos del 2% desde 2010, que se ha reducido de un promedio del 2,6% de un año antes de la Gran Recesión de 2008. La mayoría de las previsiones predicen una desaceleración de la tasa de crecimiento de entre 1.3 a 1,6% anual, dependiendo de la naturaleza del acuerdo final con la UE. A continuación muestro un gráfico de cómo sería relativamente. No es un desastre, pero sí una pérdida significativa.
El problema con las previsiones mayoritarias es que ignoran el verdadero problema de la economía del Reino Unido: otra recesión global. Las previsiones se basan en un ceteris paribus. Pero no va a ser así. ¿Puede ser realista asumir que no habrá una caída importante en las economías capitalistas durante los próximos 10 a 15 años?
Una crisis como la que la economía del Reino Unido experimentó en 2008-9 provocaría daños mucho más duraderos a la renta nacional que incluso un “mal acuerdo Brexit”. Calculo que la economía del Reino Unido, al igual que todas las otras grandes economías en la Larga Depresión de los últimos diez años, ha experimentado una pérdida relativa permanente en el PIB - en el caso del Reino Unido de más del 25%. En otras palabras, la economía del Reino Unido ha tenido un crecimiento medio una cuarta parte más lento desde 2008 que antes. Incluso si continuase creciendo en torno al 2% en los próximos diez años, sin impacto del Brexit, la pérdida relativa de la Gran Recesión podría alcanzar el 40% en 2030. Eso sería cuatro veces más que el peor resultado del Brexit.
La depresión económica y la Larga Depresión han sido más perjudiciales para la economía del Reino Unido que el Brexit. El Brexit sólo será una carga adicional para el capital británica. La economía del Reino Unido ya sufre un debil crecimiento de la inversión y la productividad en comparación con la década de 1990 y con otros países de la OCDE. Se trata de una economía rentista que depende también en gran medida de su sector de servicios financieros y de negocios. Y es probable que el sector servicios caiga un 50-65% después de Brexit.
Muchos bancos, compañías de seguros y gestores de activos que quieren mantener el acceso a sus clientes en la UE después del 29 de marzo ya han reorientado cientos de millones de libras de inversión hacia nuevos o ampliados centros financieros de la UE. Cerca de 40 bancos de Londres han solicitado al Banco Central Europeo licencias. Según Frankfurt Main Finance, que promueve el capital financiero alemán, éste se prepara para transferir de 750 a 800 mil millones de euros en activos a principios de 2019. Sigue siendo un goteo, pero se podría convertirse en un torrente.
Desde el punto de vista del trabajo ( 'los muchos, no los pocos'), el fracaso del capitalismo británico y la perspectiva de otra crisis en los próximos años es mucho más preocupante que el Brexit. De hecho, la UE como destino comercial de las exportaciones del Reino Unido está en un declive relativo - como lo es para otras economías de la UE. Las áreas de más rápido crecimiento en el comercio están fuera de la UE, en particular, en Asia.
Los trabajadores británicos ya están sufriendo las consecuencias. La investigación realizada por el Congreso de Sindicatos Británicos (TUC) encontró que el trabajador medio ha perdido 11.800 £ de ingresos reales desde 2008. El Reino Unido ha sufrido la peor caída del salario real entre las principales economías. Stephen Clarke, el principal analista económico de la Fundación Resolución, lo expresó así: “Mientras que los salarios están creciendo a su ritmo más rápido en una década y el empleo está en un nivel récord, el triste panorama real es que los salarios ajustados a la inflación siguen siendo casi £ 5.000 al año menores que cuando Lehman Brothers todavía funcionaba“.
Lo poco que los trabajadores británicos han ganado gracias a las regulaciones de la UE estará en peligro tras el Brexit en un país que es el más desregulado de la OCDE. Las normas de la UE incluyen una semana máxima de 48 horas (plagada de excepciones); regulaciones de salud y seguridad; subvenciones regionales y sociales; financiación de la ciencia; controles ambientales; y, por supuesto, sobre todo, la libre circulación de trabajadores. Esto último significa la migración al Reino Unido desde países de la UE, que ha sido importante; pero también a la inversa: muchos británicos trabajan y viven en la Europa continental.
El número de ciudadanos de la UE que viven en Estados miembros distintos del suyo propio ha pasado de 4,6 millones en 1995 a 16 millones en 2015. Y 22 de los 28 Estados miembros de la UE participan en el Acuerdo de Schengen, que permite viajar sin pasaporte por la UE a 400 millones de ciudadanos, lo que representa más de 4 millones de viajes como turistas a otros estados miembro cada año. Con el Reino Unido fuera de la UE, los viajeros británicos estarán sujetos a visados y otros costes que serán mayores que el total del dinero per capita ahorrado en contribuciones a la UE .
El torno al 3,7% del total de la fuerza laboral de la UE - 3 millones de personas - trabajan en un Estado miembro distinto del suyo. El número de estudiantes que estudian en otro país de la UE distinto del suyo ha aumentado de 3.000 en 1988 a 272.000 en 2014. Desde 1987, más de 3,3 millones de estudiantes y 470.000 profesores han participado en el programa Erasmus de la Unión Europea. Hay 1,5 millones de británicos que viven en otros países de la UE y dos tercios de los residentes de larga duración (800.000) están trabajando (no jubilados) - aunque el Reino Unido tiene la menor proporción de ciudadanos que viven en el resto de la UE.
A fin de cuentas, los inmigrantes de la UE (de hecho todos los inmigrantes) han contribuido más a la economía del Reino Unido mediante impuestos (renta e IVA), ocupando puestos de trabajo de baja remuneración (hospitales, hoteles, restaurantes, agricultura, transporte) que lo que han recibido (en términos de beneficios escolares, servicios públicos, etc.). Porque la mayoría son jóvenes (a menudo solteros) y contribuyen a las pensiones de los jubilados británicos. El referéndum sobre el Brexit ya ha provocado una fuerte caída de la inmigración neta al Reino Unido desde la UE, de 50.000 a 100.000 personas y sigue cayendo. Lo que sólo puede suponer perdidas para el ingreso nacional y la recaudación fiscal en el futuro.
Es una ironía que el referéndum sobre el Brexit fuera convocado por los conservadores para evitar perder votos a favor del anti-inmigrante UKIP y así mantenerse en el poder. Porque esta misma semana, el gobierno conservador ha renunciado a su compromiso electoral de reducir la inmigración neta a 100.000 personas al año, ya que no se puede lograr, aunque sólo sea porque la inmigración neta de fuera de la UE seguirá siendo mucho mayor, incluso si toda la inmigración de la UE se frena.
La presión sobre los servicios públicos y los recursos sociales no es el resultado de 'demasiada inmigración’, por el contrario. Es el resultado de grandes recortes en el gasto público por parte del gobierno conservador y la desaceleración general del crecimiento económico. La respuesta es dejar de reducir impuestos a los ricos y aumentar el gasto público, en bienestar social e inversión. La respuesta que necesitan los ciudadanos británicos afectados por los empleos ocupados por los inmigrantes de la UE es aumentar los salarios para todos. Por ejemplo, los trabajadores agrícolas tenían antes una Junta Salarial que fijaba salarios mínimos para los trabajos rurales. Pero fue disuelta por el gobierno conservador. Los niveles de las pensiones públicas en el Reino Unido, en relación con los salarios medios, son los más bajos de la OCDE. Nada de esto tiene que ver con la inmigración, sino con la debilidad de las políticas del capital y del gobierno británicos que afectan a los trabajadores.
A fin de cuentas, salir de la UE será negativo para el capital británico, pero tampoco es una buena noticia para los trabajadores británicos, incluso si el golpe es relativamente pequeño comparado con el que han sufrido los hogares de clase trabajadora a consecuencia de las crisis regulares y recurrentes de la producción capitalista, especialmente cuando son seguidas por un estancamiento depresivo, como en los últimos diez años.
La UE es un 'club capitalista' que se creó para mejorar el comercio y la integración de las pequeñas naciones dentro de Europa para que el capital franco-alemán pudiese reforzarse para competir con los EE.UU. y Japón (después con China). Pero el Reino Unido es un estado capitalista y sus políticas son dictadas por las fuerzas del mercado y las grandes empresas, dentro o fuera de la UE. Así que si el Reino Unido sigue o sale de la UE no es fundamental para los trabajadores.
Lo que es crucial es si hay un cambio completo en el control de la inversión, el empleo y la producción. Ha habido cierto debate acerca de si un gobierno de izquierda que permaneciese en la UE sería bloqueado o no por las normativas de la UE sobre las ayudas públicas a la hora de implementar un programa de expansión del sector público y de la inversión estatal. Es otra ironía el que fuesen distintos gobiernos del Reino Unido los que inspiraron las normas comunitarias actuales sobre ayudas públicas de la UE. Si se bloquease un programa de izquierdas, y no está claro que lo hiciese, esta sería una mejor razón para salir de la UE de cara al pueblo británico que la 'demasiada inmigración' o las ‘regulaciones de la UE’, como los Brexiters han defendido. De todos modos, un gobierno de izquierda que pretendiese hacer un cambio fundamental se enfrentaría a la vehemente oposición de las fuerzas del capital, con el Reino Unido dentro o fuera de la UE.
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico
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