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9 de abril de 2020

Quando eles se revelam

“Yo era el director de la CIA. Mentimos, enganámos, roubamos. Es como si tuviéramos cursos de entrenamiento completos.” Esta confesión la realizó ante un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas el 15 de abril de 2019 el hoy Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo.

                                       O patrão de Santos Silva

“Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos. Es como si tuviéramos cursos de entrenamiento completos.” Esta confesión la realizó ante un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas el 15 de abril de 2019 el hoy Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo.

Se trata del mismo personaje abyecto quien ayer, en un acto carente de ética, incitando al delito ofreció una recompensa de 15 millones de dólares a quien le entregase al presidente constitucional y legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. Entrenado para mentir justificó su ofrecimiento afirmando que Maduro es el responsable del “tráfico internacional de narcóticos”.

Mike Pompeo junto con el Fiscal General de EEUU, William Barr, acusaron a Maduro sin prueba alguna (como suelen hacer los voceros del imperio estadounidense) de «haber participado en una asociación criminal que involucra a una organización terrorista extremadamente violenta, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un esfuerzo por inundar Estados Unidos de cocaína».
Aseguraron que “los exjefes guerrilleros [de las FARC] que han retomado las armas ´obtuvieron el apoyo del régimen de Maduro´ para operar en la frontera entre Colombia y Venezuela con el objetivo de enviar al territorio estadounidense toneladas de cocaína.”(1)
Barr, al igual que Pompeo, tomó los cursos de entrenamiento para mentir, engañar y robar. Se desempeñó como funcionario de la CIA entre 1973 y 1977.

La actuación protagonizada por Barr y Pompeo es parte del guión para acabar con la Revolución Bolivariana. En el documento titulado “Plan Maestro para derrocar a la dictadura venezolana” del 23-02-2018 suscrito por el entonces Jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, se lee entre los objetivos y estrategias: “Intensificar notablemente la denuncia contra el régimen de Maduro calificándolo de criminal, ilegítimo, ladrón de la riqueza del pueblo venezolano y saqueador del tesoro nacional (…) Hacer uso de la ´corrupción generalizada´ y de las ´ganancias originadas por las operaciones de narcotráfico´ para desacreditar su imagen [la de Maduro] ante el mundo y sus seguidores.”

También está entre los planes: “Continuar el fuego en la frontera con Colombia, multiplicar el tráfico de combustible y otros bienes, el movimiento de los paramilitares, incursiones armadas y tráfico de drogas, provocando incidentes armados con las fuerzas de Seguridad de la Frontera”…Reclutar paramilitares mayormente de los campos de refugiados en Cúcuta, la Guajira y del Norte de Santander”.

Es y ha sido parte del Plan, entre otros: “Aumentar la inestabilidad interna a niveles críticos… causar víctimas y señalar como responsable al gobierno de Venezuela magnificando, frente al mundo, la ´crisis humanitaria´ a la que ha sido sometido el país…” (2)


Los números, en cambio, no mienten.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito publicó su más reciente informe correspondiente al año 2019 en el que sistematiza, por país, los datos de producción, consumo y tráfico de drogas ilícitas en el mundo. (3)

Es el hecho verdadero y cierto que la República Bolivariana de Venezuela no figura en el resumen ejecutivo del mencionado informe, lo que significa que los niveles en nuestro país son relativamente tan marginales que no amerita su inclusión. ¿Qué narco Estado puede existir en un país que ni siquiera figura en las estadísticas de consumo, producción y tráfico de drogas?

Al observar los anexos detallados del informe, la República Bolivariana de Venezuela aparece de última en las listas de prevalencia de consumo de drogas (a diferencia de Estados Unidos que la encabeza), no figura en las listas de países que siembran y fabrican drogas (a diferencia de Colombia que es la primera de la lista), pero Venezuela si figura en la lista de países que han incautado drogas. de acuerdo con el mismo informe, de las 18 millones de personas que se estima consumen cocaína a nivel mundial, el 38%, o sea 6,8 millones son de América del Norte. La tasa de prevalencia del consumo de cocaína en América del Norte es 2,10%, es decir, 6 veces por encima de la tasa de prevalencia mundial que es 0,37%. La prevalencia se calcula dividiendo el número de personas de un grupo de edad que consume drogas con respecto al total de personas de esa edad.
Muestra el informe que 44,6 millones de personas consumen cannabis (marihuana) en América del Norte, lo que representa el 24% del total de personas que la consumen en todo el planeta, siendo la prevalencia 4 veces mayor que la mundial.
De las 245.400 hectáreas de cocaína que fueron cultivadas en 2017, 171,000 estaban en territorio colombiano, es decir, el 69,68%. En cuanto a la fabricación potencial de cocaína 100% pura, de las 1.970 toneladas que se produjeron en 2017, 1.379 fueron fabricadas en Colombia.
¿Cómo logran pasar 1.379.000 kilos de cocaína frente a las narices de las autoridades del Estado colombiano sin que se den cuenta? ¿Cómo ingresan todas esas toneladas de cocaína a EEUU sin que el Estado norteamericano se entere de ello? ¿De qué manera 18 millones de estadounidenses trafican droga sin que el Estado se percate? O las autoridades de los Estados colombiano y estadounidense son muy ineficientes, o son cómplices, o forman parte del negocio, o son quienes trafican, o son narco Estados, o todas las anteriores.
¿Por qué EEUU acusa a Venezuela de narco Estado y no a Colombia?
Verdades: la tragicómica decadencia del imperio estadounidense
El hecho de que el gobierno de EEUU, país con el mayor consumo y tráfico de drogas del Planeta acuse de narco Estado a Venezuela, país que ni siquiera figura en esas estadísticas mundiales es, por decir lo menos, una torpeza más que pasa a engrosar la lista de errores que el narco Estado estadounidense ha venido cometiendo ante el desespero por su evidente caída como imperio y potencia hegemónica.
No solo no ha logrado derrocar la Revolución Bolivariana Socialista y Chavista, a pesar de todos los intentos, mentiras, engaños y robos durante 20 años, sino que sobre todo le ha sido imposible ocultar ante los ojos del mundo su crisis económica, su impagable deuda externa que suma US$ 21 billones de dólares, su situación de default, su déficit comercial, el desplome de su petro-dólar-papel, su derrota ante la guerra comercial contra China, la violación de los derechos humanos en su territorio y más recientemente la pérdida del control del COVID-19 convirtiéndose en el epicentro de la pandemia a pesar de que, a diferencia de China, estaba más que alertado.
Mientras una pandemia aflige al planeta quedó en evidencia la condición inhumana y criminal del imperialismo estadounidense al arremeter con medidas coercitivas y bloqueos económicos contra pueblos del mundo impidiéndoles importar alimentos y medicinas: Cuba, Venezuela, Irán, Rusia, entre otros. Asunto tan evidente que la propia Unión Europea, el Secretario General de Naciones Unidas y la Alta Comisionada para los Derechos Humanos se han visto en el deber moral de hacerle un llamado de atención al gobierno de EEUU y solicitarle el cese de las mal llamadas sanciones.
La verdad es que la actuación de Barr y Pompeo fue una escena más de la tragicómica decadencia del imperio estadounidense.

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