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30 de março de 2018

A hipocrisia de Macron


El presidente francés Emmanuel Macron anunció a una delegación de las «Fuerzas Democráticas Sirias» (FDS), el 29 de marzo de 2018, que Francia está enviando tropas a Mambij –en suelo sirio–, según anunció Khaled Issa, presentado como «embajador» de «Rojava» en París.
Las «Fuerzas Democráticas Sirias» son una nueva etiqueta para elementos armados del PYD, partido de los kurdos residentes en Siria que cuenta con respaldo de la OTAN.
Para ocultar el carácter étnico de las FDS, la delegación que visitó París se componía, a partes iguales, de árabes y de kurdos aunque en el terreno las FDS se componen casi exclusivamente de miembros del PYD, bajo las órdenes de asesores militares estadounidenses.
Según la presidencia de la República francesa, el presidente Macron recordó que Francia considera el PKK –formación política de los kurdos de Turquía– como una organización terrorista. De hecho, el PYD se compone de miembros del PKK que huyeron de Turquía y se instalaron en Siria.
Al mismo tiempo, la ideología de «Rojava» –el anarquismo– no pasa de ser un maquillaje tendiente a disimular el hecho que el PKK, antiguamente marxista-leninista, se ha convertido en un instrumento de la OTAN y a darle un aspecto simpático ante la opinión pública occidental.
Los miembros de las fuerzas especiales francesas desplegados en la Ghouta Oriental, a las puertas de la capital siria, tuvieron que ser evacuados hacia el Líbano en vehículos diplomáticos de la ONU por orden del embajador estadounidense Jeffrey Feltman, número 2 en la jerarquía de la ONU. Pero volverán al norte de Siria, en mayor cantidad aún.
La presencia de fuerzas especiales de Francia en la Ghouta Oriental era un secreto a voces. Pero su llegada a Mambij es de carácter oficioso ya que fue anunciada por el PYD, sin que Francia la haya confirmado.
La presencia de militares franceses en Siria es ilegal a la luz del derecho internacional. Pero ha sido permanente desde el inicio del conflicto, en 2011, exceptuando un breve periodo de 3 meses –al final del mandato presidencial de Nicolas Sarkozy– o sea, en el espacio de tiempo transcurrido entre la liquidación del Emirato Islámico creado en Baba Amro –barrio de la ciudad siria de Homs– y la realización de la Conferencia de los «Amigos de Siria», organizada en París.
Ahora, bajo el mandato del presidente Macron, Francia parece abandonar el respaldo a los yihadistas de al-Qaeda para concentrarse en la creación de un «Kurdistán» –que se llamaría «Rojava»– en tierras árabes.
En las conferencias de Versalles (1918) y de Sevres (1920), Estados Unidos apoyó la creación de un Estado independiente para los nómadas (kurdos) del valle del Éufrates que se habían sedentarizado en Anatolia después de haber masacrado a los cristianos armenios –se trata del genocidio ordenado inicialmente por el sultán turco Abdulhamid II y continuado por el movimiento de los Jóvenes Turcos. A partir de 1921, Francia hizo suyo el reclamo de un Estado para los kurdos… pero no en Turquía.
Los locales de «Rojava» en París pertenecen al acaudalado patrón de la prensa francesa Bruno Ledoux, propietario entre otros del diario Liberation, del semanario L’Express y del canal de televisión i24News, personaje grandemente vinculado a Israel.

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