Traducido para Reb. por Paco Muñoz de Bustillo
Introducción
En la actualidad son ya pocos los que confían en las palabras y los escritos de los líderes políticos y de los publicistas de los medios de comunicación. La mayor parte de la gente opta por ignorar esa cacofonía de voces, vicios y virtudes.
Este artículo presenta un conjunto de tesis que pretenden sentar las bases de la reflexión de quienes optan por no votar en las elecciones, con la intención de convencerlos de la necesidad de la lucha política.
Tesis 1
Los creadores del Imperio Americano de todos los colores utilizan la técnica del palo y la zanahoria para que el gobierno en el poder tome el camino adecuado. Del mismo modo, Washington ofrece dudosas concesiones y amenaza con tomar represalias a gobiernos extranjeros con el objetivo de empujarlos al interior de la órbita imperial.
En los últimos años, Washington aplicó con éxito esta táctica en diversas ocasiones. En 2003, Estados Unidos ofreció dejar en paz al gobierno de Muamar el Gadafi si este aceptaba desarmarse y abandonar a sus aliados nacionalistas de Oriente Próximo, África y Asia. En 2011, Estados Unidos y sus aliados europeos aplicaron el palo: bombardearon Libia, financiaron y armaron a fuerzas retrógradas tribalistas y terroristas, destruyeron la infraestructura del país, asesinaron a Gadafi y provocaron el desplazamiento de millones de libios y africanos... que huyen a Europa. Washington reclutó mercenarios para su siguiente guerra contra Siria con el objetivo de destruir al régimen nacionalista de Bashar el Assad.
Washington logró destruir a su adversario, pero no consiguió instalar un régimen marioneta y el conflicto se ha perpetuado.
La zanahoria imperial debilitó al adversario, pero el palo no consiguió recolonizar Libia. Por si fuera poco, sus aliados europeos se ven ahora obligados a pagar el coste millonario de absorber a decenas de miles de inmigrantes desplazados, con la consiguiente agitación a nivel interno que eso conlleva.
Tesis 2
El plan de los constructores del imperio para reconfigurar la economía y recuperar la supremacía imperial está creando enemigos internos y externos. El presidente Trump ha iniciado una guerra comercial global, reemplazando los acuerdos políticos por sanciones económicas contra Rusia y ha propuesto una agenda proteccionista interna, además de reducir los impuestos a las empresas. Estos movimientos han provocado un conflicto en dos frentes. En el exterior, ha conseguido la oposición de sus aliados europeos y de China, y en casa se ve obligado a afrontar el acoso permanente de los partidarios del libre mercado global y de las élites políticas y los ideólogos rusófobos.
Pocas veces se sale con éxito de dos conflictos simultáneos. La mayor parte de los imperios triunfantes conquistan a sus enemigos por turnos, primero uno y luego otro.
Tesis 3
Las izquierdas se echan atrás con frecuencia: cuando no están el poder plantean propuestas radicales y cuando lo consiguen se vuelven reaccionarios, para al final no ser ni lo uno ni lo otro. Hemos sido testigos de la colosal caída de la socialdemocracia alemana y del partido socialista griego, el PASOK (y su nueva versión, Syriza), así como del Partido de los Trabajadores de Brasil. Todos ellos ganaron elecciones con el apoyo de las masas, formaron alianzas con los banqueros y las élites empresariales y, cuando tuvieron que hacer frente a las primeras crisis, fueron abandonados por el pueblo y por la élite.
Las astutas –aunque desacreditadas– élites suelen reconocer el oportunismo de la izquierda y, en los momentos difíciles, no tienen problema en adaptarse temporalmente a la retórica y las reformas izquierdistas, siempre que estas no pongan en peligro sus intereses económicos. La élite sabe bien que la “izquierda” pone el intermitente a la izquierda pero gira a la derecha.
Tesis 4
Las elecciones, incluso las que ganan fuerzas progresistas o izquierdistas, suelen ser un trampolín para los golpes de Estado respaldados por el imperio. A lo largo de los últimos diez años, presidentes recién elegidos que no estaban supeditados a Washington se han visto destituidos por su respectivo parlamento o poder judicial a partir de acusaciones espurias. Las elecciones proporcionan un barniz de legitimidad del que carecen los golpes militares descarados.
En Brasil, Paraguay y Venezuela, parlamentos tutelados por Washington tomaron la iniciativa para destituir a un presidente popular, consiguiéndolo en los dos primeros casos y fracasando en el último.
Cuando la maquinaria electoral fracasa, el sistema judicial interviene para imponer restricciones a los progresistas, en base a tortuosas e intrincadas interpretaciones de la ley. La oposición de izquierdas de Argentina, Brasil y Ecuador ha sufrido la persecución de las élites gobernantes de sus países.
Tesis 5
Incluso los dirigentes alocados pueden decir la verdad. No cabe duda alguna de que el presidente Trump sufre un grave desorden mental, que le provoca arrebatos nocturnos y le lleva a amenazar con la bomba nuclear a quien se ponga a mano, desde figuras filantrópicas del deporte mundial (LeBron James*) como a respetables aliados de la OTAN.
Pero a pesar de su demencia, Trump ha denunciado y sacado a la luz las continuas mentiras y cuentos que fabrican los medios de comunicación. Nunca anteriormente un presidente de EE.UU había identificado tan contundentemente los embustes de las principales cadenas de televisión y medios impresos. El New York Times, el Washinton Post, el Financial Times, así como la NBC, la CNN, la ABC y la CBS han sido completamente desacreditados a ojos del gran público. Han perdido la legitimidad y la confianza. Un multimillonario belicista ha conseguido algo que los progresistas no han podido, desvelando la verdad aunque sea prestando servicio a la injusticia.
Tesis 6
Cuando pasa del ladrido al mordisco, Trump es una prueba viviente de que el miedo invita a la agresión. Trump ha implementado graves sanciones (o amenazado con ponerlas en marcha) contra la UE, China, Irán, Rusia, Venezuela, Corea del Norte y cualquier país que no se someta a su dictado Al principio, su grandilocuencia o sus bravatas aseguraban las concesiones.
Esas concesiones se interpretaban como debilidad y eran antesala de mayores amenazas. La desunión de sus adversarios animaba a los estrategas imperiales a dividir y conquistar. Pero al atacar a todos sus contrincantes simultáneamente, la estrategia queda debilitada. Las amenazas continuas limitan la elección a opciones peligrosas tanto en el ámbito interno como en el exterior.
Tesis 7
Los constructores del imperio angloamericanos son los grandes maestros del arte de injerir en la política de otros estados soberanos. Pero lo más revelador es la actual estrategia de acusar a las víctimas de los crímenes cometidas contra ellas.
Tras la caída del régimen soviético, Estados Unidos y sus acólitos europeos se “entrometieron” a una escala nunca vista anteriormente, expoliando más de dos billones de dólares de riqueza soviética y reduciendo el nivel de vida del país en dos tercios y la esperanza de vida de los rusos a menos de sesenta años, por debajo del nivel de Bangladesh.
Con el renacer de Rusia bajo la presidencia de Putin, Washington financió un gran ejército de supuestas ONG para organizar campañas electorales, contratar personas influyentes en los medios de comunicación y dirigir levantamientos de tinte étnico. Los rusos son entrometidos de andar por casa comparados con la profesionalidad que muestran los estadounidenses, capaces de invertir miles de millones de dólares para lograr sus objetivos.
Los israelíes también han perfeccionado sus métodos de injerencia a gran escala, como lo demuestra la efectividad de su intervención en el Congreso, la Casa Blanca y el Pentágono. Ellos establecen la agenda, el presupuesto y las prioridades para Oriente Próximo, ¡y logran captar el mayor apoyo financiero per cápita de la historia de Estados Unidos!
Según parece, algunos entrometidos injieren por invitación y son pagados por hacerlo.
Tesis 8
En Estados Unidos, la corrupción es endémica: tiene estatus legal y decenas de millones de dólares pasan de una mano a otra para comprar congresistas, presidentes y jueces.
En EE.UU. se llama “lobistas” (o cabilderos) a los sobornadores y a sus agentes, mientras que en cualquier otro lugar se les llama simplemente estafadores o mangantes. La corrupción (el cabildeo) engrasa los engranajes del presupuesto militar (de miles de millones), de las subvenciones a la tecnología, de las empresas evasoras de impuestos y cualquier faceta del gobierno, todo ello de un modo abierto, en todo momento y en cualquier lugar del régimen estadounidense.
La corrupción, como el cabildeo, jamás levanta ni un ápice de crítica en los medios de comunicación de masas.
Sin embargo, cuando la corrupción se produce bajo la mesa en lugares como Irán, China o Rusia, los medios de comunicación denuncian a la élite política, incluso aunque China haya detenido y encarcelado a más de dos millones de funcionarios de alto y bajo rango por dicha causa. Cuando China castiga la corrupción, los medios estadounidenses afirman que se trata de una simple “purga política”, aunque sirva para reducir el consumo ostentoso de la élite.
En otras palabras, la corrupción imperial defiende los valores democráticos; la lucha contra la corrupción es un sello distintivo de las dictaduras totalitarias.
Tesis 9
Pan y circo son una parte integral de la construcción imperial, especialmente para promover disturbios callejeros destinados a derrocar a gobiernos independientes y legítimamente elegidos.
Los disturbios financiados por el imperio proporcionaron la tapadera para golpes de Estado promovidos por la CIA en Irán (1954), Ucrania (2014), Brasil (1964), Venezuela (2003, 2014 y 2017), Argentina (1956), Nicaragua (2018), Siria (2011), Libia (2011) y muchos otros lugares a lo largo del tiempo.
Las masas que trabajan para el imperio atraen a mercenarios y manifestantes voluntarios que dicen defender la democracia y sirven a la élite. La participación de las masas es especialmente eficaz para ganar el apoyo de izquierdistas que buscan la opinión de la calle ignorando quien dirige en realidad el cotarro.
Tesis 10
El imperio es como un taburete de tres patas que promueve el genocidio, asegura el magnicidio y gobierna por homicidio. Las invasiones causan la muerte de millones de personas, atrapan y asesinan a gobernantes y luego gobiernan mediante homicidios (la policía asesina a los ciudadanos disidentes).
Son muchos los casos que demuestran esta tesis, aunque los primeros que vienen a la cabeza son Irak y Libia. Estados Unidos y sus aliados invadieron, bombardearon y mataron a más de un millón de iraquíes, capturaron y asesinaron a sus dirigentes y luego instalaron un Estado policial.
Algo parecido ocurrió en Libia, donde Estados Unidos y la UE bombardearon, asesinaron y desplazaron a millones de personas, asesinaron a Gadafi y fomentaron una caótica guerra terrorista de clanes, tribus y marionetas de Occidente.
Los “valores occidentales” revelan la inhumanidad de los imperios levantados para asesinar “a la carta”, despojando a las naciones víctimas de sus defensores, de sus líderes y sus ciudadanos.
Conclusión
Estas diez tesis definen la naturaleza del imperialismo del siglo XXI, sus continuidades y novedades. Los medios de comunicación de masas mienten sistemáticamente para favorecer al poder: su objetivo es desarmar a sus adversarios y propiciar que sus patrones continúen saqueando el mundo.
N.d.T:
* LeBron James, jugador de la NBA que utiliza su fama para denunciar las injusticias sociales y el racismo y que ha recibido fuertes insultos del presidente.
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