Ultima entrevista de Morales:
–¿Cuál fue la causa de este último golpe?
–Que no aceptaban nuestra política económica y nuestros programas sociales. No aceptaban que los indígenas y los movimientos sociales cambiáramos Bolivia como empezamos a hacerlo. Después de nacionalizar comenzamos con la industrialización. Nuestro gran proyecto era industrializar el litio. Entonces las transnacionales y algunos grupos de Chile no quisieron que continuáramos. Lamentablemente, además, actuaron con violencia. Pagaban 300 bolivianos por agredir, por cortar calles. Me sigue asombrando que los grupos que ostentan el poder económico hagan política de esa manera. Pero no importa. Quiero decir a través de este medio de comunicación tan conocido en todo el mundo, en toda América Latina, que pronto vamos a volver. Hay gente que todavía no puede creer que el comandante de la Policía Nacional o el comandante de las Fuerzas Armadas sean parte de un golpe de Estado. Un golpe de Estado que lleva 32 muertos en días. ¡Muertos a bala! Y también hay como 700 heridos a bala. Más de mil detenidos. Imagínese cuántos muertos, cuántas viudas, cuántos viudos, cuántos huérfanos. Niños baleados… Un golpe de Estado al estilo de las dictaduras. Quiero decirles a los hermanos de la Argentina que con Evo o sin Evo vamos a recuperar nuestra revolución democrática y cultural.
–El domingo 10 de noviembre el general Williams Kaliman, que después renunció y se instaló en los Estados Unidos, formuló en público la famosa “sugerencia” de que usted renunciara. ¿Fue una sorpresa?
–El 7 de agosto, en el aniversario de las Fuerzas Armadas, él se declaró a favor del proceso de cambio y antiimperialista. No sé si su cambio se debe a la plata o a la lucha de clases. Tarde o temprano las mismas Fuerzas Armadas y el pueblo identificarán a los enemigos de nuestra querida Bolivia. Yo equipé a las Fuerzas Armadas. Cuando llegué a la Presidencia, en 2006, tenían un solo helicóptero. Hoy tienen 24. Y algunos de esos aparatos, comprados con la plata del pueblo, están disparando y matando a mis hermanos. Duele mucho.
–Antes y después del golpe acusaron a su gobierno de haber cometido fraude en las elecciones del 20 de octubre.
–Quiero que el mundo sepa que el domingo 10 de noviembre a la madrugada la OEA se sumó al golpe de Estado. Lo hizo con un supuesto informe preliminar, cuando antes había acordado con nuestro canciller que presentaría su dictamen final el miércoles 13. Yo dispongo de informes extranjeros. Demuestran que no hubo fraude. Uno de la Universidad de Michigan. Otro del Centro de Investigación Económica y Política de Washington. Ayer tuve una larga reunión con el Centro Carter. Hablé con hermanos muy allegados al Papa Francisco y con funcionarios de Naciones Unidas y les pedí que hicieran una Comisión de la Verdad para realizar una profunda investigación. Vamos a demostrar que no hubo fraude.
–¿Este pedido suyo es para invalidar el llamado a nuevas elecciones?
–No. Soy sincero: ese llamado ya está en camino. Pero quiero demostrar al mundo entero que la OEA se parcializó junto con grupos de poder conservadores que nunca quisieron al indio, a su patria, que estaban en contra de los programas sociales. Hemos reducido la pobreza. Vamos a decir nuestra verdad en Bolivia y en todo el mundo. La OEA no puede ser un instrumento de la gente pudiente.
–Usted habló de racismo y fascismo. ¿Aumentaron?
–Yo pensaba que la opresión y la humillación habían terminado. Bolivia tenía una nueva Constitución. Pero veo con sorpresa las expresiones de los cívicos de Luis Fernando Camacho en Santa Cruz. La Biblia no puede ser usada para el odio. No son todos los habitantes de Santa Cruz, por supuesto, los que llamaron a identificar enemigos y matarlos usando el sicariato. Pero sé que en reuniones de los cívicos, con 20 o 30 mil personas, orando empiezan y al final gritan: “Evo, cabrón”. Es racismo. Humillan a la gente humilde. A las hermanas de pollera. Patean en la calle a la gente pobre y le dicen “kolla”. Así se llega al fascismo. Identifican la casa de un diputado o un gobernador del MAS y la queman. Y la policía no da ninguna seguridad. La excusa es que hay cubanos. Pero los cubanos, de manera gratuita e incondicional, al revés de los Estados Unidos que siempre condicionó la asistencia a las políticas del Fondo Monetario Internacional, dieron ayuda. Nosotros construimos hospitales y recibimos la colaboración de médicos cubanos. Recuerdo un diálogo entre Hugo Chávez y Fidel. Fidel decía: “Hugo, vamos a hacer un programa para operar gratuitamente a 100 mil latinoamericanos de la vista”. Fidel parecía loco. Eran operaciones que podían costar tres mil o cuatro mil dólares. Pero en Bolivia los médicos llegaron y operaron. El Estado lo hizo gratis. Ahora los grupos racistas no solo buscaron la excusa de la presencia cubana. Quemaron instituciones educativas creadas con la plata del pueblo. ¿Cómo se puede entender eso? ¿Cómo se puede entender que en la zona del Trópico hayan perseguido a diputadas y diputados? Es una dictadura. A nuestra senadora Adriana Salvatierra le rompieron la ropa cuando estaba entrando a la Asamblea. Una joven de 30 años… ¡La Plaza Murillo cercada por tanques! Recordé cuando hice la conscripción en las Fuerzas Armadas en 1978 y mi comandante Daniel Padilla Arancibia se hizo presidente. Yo no entendía qué pasada. Golpes y golpes…
–Mencionó el litio. ¿También el uranio de Bolivia es apetecible?
–Sobre todo el litio. Y el zinc. Ya estábamos terminando el ciclo industrial del hierro para terminar con la importación. Lo mismo hicimos con los fertilizantes. Antes importábamos el ciento por ciento. Ahora exportamos 350 mil toneladas a Brasil, a Paraguay y a regiones vecinas. Estamos terminando la gran planta de carbonato de litio. Producimos ya 400 toneladas. Los grupos opositores internos no entienden cómo el indio es capaz de industrializar Bolivia. ¿Cómo pueden hacerlo los movimientos sociales y los profesionales patriotas?
–¿Esperan un compromiso de Añez de no ordenar otra vez la represión?
–Esperamos que los muertos a bala generen la conciencia de las autoridades del gobierno de facto. Que tantos detenidos suavicen las conciencias. Que no haya más muertos ni heridos. Que los compañeros salgan, porque están detenidos por pruebas sembradas. Hay un fiscal a quien conozco. Tenía doble sueldo, uno del Ministerio Público y otro de la embajada de los Estados Unidos. La embajada le pagaba más plata. La DEA tenía un abogado. Ahora es viceministro de Defensa Social. Quizás sea un mensaje y quieren que vuelva la base militar de los Estados Unidos. Por eso le decía que quiero refrescar la memoria y ver que está pasando. Y quiero aprovechar para saludar a todos los hermanos y hermanas de Bolivia que están en la Argentina. Allí hemos ganado por el 70 u 80 por ciento. Hemos trabajado mucho los temas de residencia cuando el hermano Alberto Fernández era jefe de Gabinete de Kirchner y de Cristina. Todos apoyamos a los más humildes de nuestra querida tierra.
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