O Encontro secreto de Mark Zuckerberg e Trump
¿Cuáles son las posturas políticas de Mark Zuckerberg? Basándonos en eventos recientes, uno podría asumir que el joven multimillonario favorece al conservadurismo estadounidense, incluso en posiciones explícitamente propias del Partido Republicano.
NBC News reveló el jueves que el CEO de Facebook cenó en secreto en la Casa Blanca durante octubre con el presidente Donald Trump. Zuckerberg iba acompañado de Peter Thiel, miembro del consejo de Facebook y uno de sus mentores desde hace tiempo. Thiel es famoso entre los multimillonarios de Silicon Valley por respaldar explícitamente a Trump en 2016 y por hablar en la Convención Nacional Republicana de ese año. Thiel, un libertariano que dirige una compañía que apoya los esfuerzos del gobierno en materia de vigilancia, también ha cuestionado el valor del sufragio femenino.
Esa cena de octubre ha sido la segunda en dos meses entre Zuckerberg y Trump. Ha seguido a una serie de cenas en la casa de Zuckerberg en California con tertulianos y activistas conservadores como el supremacista blanco Tucker Carlson de Fox News.
Recientemente, Zuckerberg ha avisado a sus empleados que la potencial elección a la presidencia de la senadora de centro izquierda Elizabeth Warren podría ser una amenaza “existencial” a su empresa. Y cuando el senador Bernie Sanders sugirió gravar a sus colegas multimillonarios para financiar programas públicos esenciales, Zuckerberg respondió que puede que los multimillonarios sepan mejor que los científicos del gobierno cómo desplegar recursos, como preciados fondos de investigación.
Pero si hubiera preguntado por las posturas políticas de Zuckerberg en 2016, podría haber mencionado incidentes tales como su completa acogida de la reforma migratoria y del aumento del tipo de visados que permite a los inmigrantes trabajar para las compañías tecnológicas estadounidenses en grandes números. Zuckerberg solía participar en desfiles del orgullo y Facebook se encontraba entre el grupo de empresas que elaboró alegatos que apoyaban casos en los tribunales para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos.
El presidente Barack Obama y Zuckerberg eran cercanos durante los ocho años de presidencia del primero. Aparecieron juntos en varios eventos públicos y Zuckerberg incluso llamo al presidente después de que las revelaciones de Edward Snowden mostraran que el gobierno estadounidense había pinchado el sistema de Facebook para vigilar comunicaciones privadas.
Y a pesar de todo el pánico generado sobre Cambridge Analytica supuestamente usando datos generados por usuarios de Facebook para ayudar al Partido Republicano electoralmente, la campaña de Obama de 2012 también exportó datos de millones de votantes, exponiéndoles a publicidad electoral dirigida.
No resulta arriesgado decir que las posturas políticas de Zuckerberg dependen de temas específicos y son generalmente agnósticas en términos de partidos políticos. Siempre ha querido que las políticas migratorias de EE. UU. provean a su empresa de empleados extranjeros explotables. Quiere que sus impuestos sean bajos para que él y sus colegas puedan decidir cómo financiar instituciones educativas y luchas contra el cambio climático.
Zuckerberg suele aceptar la opinión de tipo libertariano hacia la libre circulación de personas en el planeta. Su entorno social ha sido siempre de élite, educado, multicultural y rico. Ha aprendido política de mentores que tienen una actitud hacia el mundo según la cual “de bien nacidos es ser agradecidos”.
Zuckerberg dejó Harvard tras dos años. Zuckerberg se ha matriculado en la última década en la Universidad de Davos, en la que gente rica finge ser inteligente y en la que gente inteligente adula a los ricos. Si alguien decide estudiar el mundo político de la mano de Henry Kissinger, puedes asumir que tendrá ciertas opiniones retorcidas acerca de cómo funciona el mundo.
Los puntos de vista políticos de Zuckerberg favorecen dos cosas: los intereses de Facebook y los de gente como él. Así que no es sorprendente que Zuckerberg se acercara a los dos presidentes norteamericanos electos durante la historia de su empresa. Desde que el mundo ha abandonado recientemente su estúpida adoración de Facebook y Silicon Valley, Zuckerberg ha estado en campaña constantemente –e infructuosamente– para lavar la cara y detener los esfuerzos por regular o fraccionar su empresa.
Así que el problema de Zuckerberg y sus posturas políticas no es solo que parecen haber girado a la derecha. Sus ideas no han cambiado en nada. El mundo lo ha hecho. El problema es que, por haber elegido un conjunto de principios y posiciones amorales, él se ha convertido en profundamente inmoral.
Facebook colocó personal en las oficinas de Rodrigo Duterte cuando se presentó a presidente de Filipinas en 2016, incluso a pesar de que Duterte se postuló mediante una explícita plataforma de violencia callejera y asesinatos extrajudiciales –una promesa que ha cumplido desde que cabalgó el poder comunicativo de Facebook hasta la victoria–. Zuckerberg tenía razones empresariales para ayudar a Duterte y no dejó que la brutalidad de este se interpusiera en su camino.
Zuckerberg ha abrazado a Narenda Modi, que gobierna India desde 2014 azuzando el nacionalismo hindú y desplazando los intereses de los musulmanes. Zuckerberg nunca ha expresado recelos sobre esta alianza y Modi, como Duterte, viajó en Facebook y WhatsApp hasta la victoria electoral.
Facebook también colocó personal en la campaña de Trump de 2016, incluso a pesar de que Trump hiciera afirmaciones racistas en su discurso inaugural de campaña en 2015 y de que su gobierno ha procedido al secuestro de miles menores, separándoles de sus padres, y ha maltratado a quienes buscan asilo en Estados Unidos. La creencia política más peligrosa de Zuckerberg es su firme convicción de que lo que es bueno para Facebook es bueno para el mundo.
En el mismo momento en el que el Congreso revela la apabullante evidencia de que Trump usó su poder como presidente para apoyar su campaña de reelección y que para reafirmar a su amigo Vladimir Putin detuvo la ayuda a Ucrania, Zuckerberg continúa tratando al Trump de la Casa Blanca meramente como otro posible regulador que debe ser embelesado.
La democracia se encuentra en retirada en todo el mundo. La violencia étnica y racial –muchas veces apoyada por Estados– está en alza. El tejido social se deshilacha. Nuestra habilidad para pensar con claridad sobre nuestros grandes problemas se reduce un poco más cada día. Facebook ha jugado un rol en todo esto. Aún así, el líder de la compañía, que hasta hace poco era alabado como modelo a seguir para los jóvenes, se mantiene al margen.
La renuencia de Zuckerberg por adoptar una postura a favor de la decencia humana básica, su insistencia en que toda la política es meramente instrumental a la suerte de su empresa y su creencia en que él sabe más y mejor; todas ellas muestran que Zuckerberg es político de la manera más cobarde.
Es profesor de estudios de comunicación en la Universidad de Virginia y autor de Antisocial Media: How Facebook Disconnects Us and Undermines Democracy
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